lunes, 18 de agosto de 2014

La ciudad que nunca duerme, NY

                                           
Porfin me he decidido a hacer esta entrada, la verdad es que no tenía muy claro como hacerla como describir todo lo que se siente a alguien que no lo ha vivido, tengo miedo a no poder hacerlo but here we go.
Llegué a NY a las 5am hora española, 11pm hora neoyorquina. Llevaba 26 horas sin dormir, un mareo tremendo por las 8 horas y 20 minutos de vuelo, la verdad no sé como podía con el alma pero fue  pisar el aeropuerto y volver a nacer.
                                    
Después de pasar los controles de seguridad y recoger las maletas, dos autobuses nos esperaban con un guía para dirgirnos al hotel Hilton en el estado de New Jersey, a 1 hora en coche de New York. La primera impresión que tuve cuando vi la 5 avenue, los taxis amarillos, el skyline de Manhatan,  el Empire State, el New York Times.... Quise gritar y en menor o mayor manera lo hice , zarandeé a Clara que iba sentada a mi lado sin parar de decirle : "¿¡ Te lo puedes creer es New York?! Tía que estamos en New York"
Para haceros una idea parecía que me había tragado 2 kilos de azúcar del bueno, no podía parar de moverme gritar, sonreír DIOS MIO; ERA NEW YORK. estaba cumpliendo mi sueño lo había conseguido.
Esa noche al llegar al hotel nos asignaron las habitaciones y nos dividieron en grupos, iríamos mezclados con más gente de otros paises. 
Aún después de todo el cansancio acumulado me dió tiempo a hacer mi primera amiga extranjera,  en lo que se tarda de ir de la planta 0 a la 8. 
 Ya en la habitación Eva , Viky y yo luego de llamar a nuestras casas y conectarnos al wifi caímos rendidas.
Nos levantamos a las 8:30 para ir a desayunar teníamos hasta las 8:45 y como no, con mi mala suerte de siempre, casi no nos dió tiempo a desayunar porque al bajar nos mandaron ir a cambiarnos porque según Raquel (nuestra coordinadora) llevábamos pantalones demasiado cortos.

 La mañana discurrió sin mayores imprevistos haciendo juegos y charlas de orientación y por la tarde la muy esperada visita a NEW YORK, me encantó era como estar en una película, subimos al Empire State  las vistas desde allí son lo más increíble que os podaís imaginar, viaje en barco por el río Hundson, la Estatua de la libertad







y luego cena en el típico sitio de bocatas americano, y entre risas y sonrisas a Elba y a mi nos dió tiempo a hacer amigas, Caroline, la niña que había conocido en el ascensor (mi primera amiga extranjera allí) y Hanna, ambas alemanas y super majas. Nos sacamos unas cuantas fotos juntas y tuvimos unas conversaciones muy animadas, aunque solo fuera un día les cogí un montón de cariño a todos.







     ( Caroline, Hanna, yo y Elba)
Llegué allí gracias a un sueño, gracias a un pequeño arrebato de locura, gracias a esfuerzo, a sacrificios y mucha suerte podía haber sido otra persona pero era yo, para que negarlo. 

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